CAPITULO 1

Hoy se cumplían ya tres meses de estar acá. En esta ciudad enorme. Solo. Era una sensación extraña, estaba demasiado acostumbrado a mi ciudad, pequeña, donde todos conocen a todos, donde cada rincón tiene un recuerdo de mi vida, haber crecido ahí fue hermoso, pero ahora… Oh god, no podía ni pensarlo. Esos recuerdos que eran hermosos me empezaron a agobiar tanto que tuve que huir, irme al lugar mas grande que pude, uno lleno de gente y edificios y autos y cosas que no me la recuerden. No podía mas estar en un pueblo donde con solo caminar diez cuadras encontraba al menos tres rincones donde la había besado. No podía seguir viviendo a solo dos cuadras del lugar donde… Donde pasó el accidente. No podía con todo eso. Hice terapia, me mude un tiempo a la casa de mis viejos, me distraje, juro que lo intenté, pero fue imposible. Me estaba volviendo loco.
Por eso me fui. Me fui a New York, ciudad enorme y desconocida. Dejé mi trabajo en la firma de mi viejo, dejé todo y termine acá. Trabajando de mesero y barman porque conseguir trabajo decente en esta ciudad es imposible. Viviendo en un motel porque no me alcanzaba el dinero para nada mas grande. Tenía algunos ahorros, pero no podía gastarlos todos… Cada día era una desafío nuevo, no se, acostumbrándome al ruido, y también al silencio, porque no había hecho amigos. I was just the nerd weird kid. Igual que siempre, algunas cosas no cambian. Los chicos del bar eran buena onda, pero las salidas que hacían eran demasiado para mi. Les gustaba ir a embriagarse y a bailar, y yo prefería ir a algún concierto como mucho, o al teatro, I mean, Broadway. Eso si que era el paraíso. Claro que no me alcanzaba el dinero para eso tampoco, pero podía soñar, no? O ir a ver pequeñas obras independientes…
Por eso también terminé resignado a pasar Navidad solo. Los chicos iban a ir a una enorme fiesta donde iban a ir hasta celebridades, uno de ellos era amigo del amigo de no se quien y había conseguido un contacto para entrar. Les dije que no, no podía… Solo terminé el turno en el bar y después me fui a caminar por Central Park un rato, I loved Central Park. Mucho. Tanto que me distraje mucho y cuando me di cuenta era super tarde y estaba empezando a nevar. Caminé de vuelta al motel, solo que en el camino tuve que frenar. De un callejón venía un maullido agudo e intenso. Dolorido. Oh god… Probablemente iba a terminar asesinado por algún vagabundo, pero tuve que investigar, y encontré temblando adentro de una caja a un gatito, chiquito, negro, rodeado de sus hermanitos que no se movían… Casi congelado, probablemente iba a morirse también si no lo encontraba. Me recordó a los gatos que había en casa de mis viejos, no pude evitarlo… Lo levanté de la caja y lo metí en mi abrigo cerrándolo fuerte. Salí del callejón y me senté en el umbral de un edificio, abrazándolo contra mi pecho y acariciándole la cabeza para que deje de llorar. Agh, como iba a hacer? No lo podía llevar al motel, no permitían animales… Me quedé ahí sentado un rato, pensando cómo demonios hacer, mientras de a poco el gatito dejaba de temblar contra mi pecho, calentándose.

Estaba en serio preocupado, no podía dejar que el gatito se muera pero no podía llevarlo al motel… Tampoco tenía ningún lugar donde llevarlo, era víspera de Navidad, come on, esta todo cerrado, agh… Me quedé ahí intentando al menos calentarlo mientras pensaba manera de meterlo sin que lo vea nadie pero no dejaba de maullar, iba a ser imposible…
Estaba empezando a desesperarme cuando alguien se me paró enfrente, y enseguida me quedé inmóvil, sin mirar. Sea quien sea el tipo dijo que tenía que darle leche o se iba a morir igual. Apreté los labios y apreté un poco mas mis brazos alrededor del gato por instinto. Mi vieja había dicho que todos en New York eran asesinos o violadores o algo, me dio tantos discursos antes de que me vaya que había aprendido a temer primero. Dios, que tan patético sería que me asesinen en víspera de Navidad en medio de Central Park solo porque me detuve a salvar un gato para robarme los diez dólares que tenía en el bolsillo?
No contesté nada, hasta que me estiró una bolsa de supermercado, poniéndola frente a mi cara. Dijo que tal vez eso nos ayude a los dos. Pensó que era un vago? Oh wow. Levanté la mirada, no pude evitarlo, sin saber si estar ofendido o agradecido. Dijo que la leche no estaba caliente, y me pregunto si tenía a donde ir porque la leche tenia que estar caliente. Who was this guy? -No…- contesté por reflejo, algo confundido. -Quiero decir, si, tengo donde ir. Pero no dejan entrar animales…- expliqué, bajando la cabeza para mirar de nuevo al gatito que volvió a maullar de una manera tan triste que me partió el corazón. -No se que hacer con él…- dije, acomodando mi brazo para poder rascarle la cabeza despacito, haciendo que se acomode mas contra mi pecho buscando calor.

Definitivamente no tenía pinta de asesino ni violador ni ladrón ni nada… Solo me miraba, sus ojos iban del gato a mi ida y vuelta y hasta parecía nervioso. Tal vez hasta pensaba que el asesino era yo… No sería raro, creo que hasta recordaba a mi vieja advertirme sobre gente que usaba anzuelos para atraer gente y robarle, tal vez pensaba que yo era uno de esos… Pero no… Sonreía. Tal vez solo era un buen tipo y ya, no? O sea, me estaba ofreciendo ayuda. Me ofreció comida, no? Para el gatito y para mi…
Le dije que no tenía donde llevarlo ni sabia que hacer, y el sonrió mas. Dijo que vivía a dos cuadras, y lo miré juntando un poco las cejas. Aclaro que podía llevárselo si yo quería. Levanté las cejas, porque el se sonrojó. Apreté los labios para no sonreír. Oh wow, que tanta casualidad era cruzarme con un tipo igual de awkward que yo que aparentemente también tenia debilidad por los gatos? Sin embargo, la idea de dejarle el gatito a un extraño y no saber si sobreviviría no me gustaba mucho… -Yo…- pensé como decirle que no quería dejar solo al gatito cuando el dijo que si quería podía ir yo también, porque vivía cerca y el gatito necesitaba comer, para eso, para que coma, y después con mas calma me lo podía llevar, o dejárselo, porque le gustaban los gatos. Sonaba tan nervioso que a esa altura la teoría del asesino no tenía mucho sentido, por mas que básicamente me estaba invitando a su casa, donde podía estar esperándome una banda de asesinos para matarme. O no. Me reí un poco ante lo estúpido de esa idea, dios. -Seguro que no molesta si voy con él?- pregunté, pensando que esto era lo mas estúpido y emocionante que me había pasado desde que llegué. -Es decir, me quiero asegurar que esté bien, you know? No que desconfíe, solo… He’s so tiny… Quiero ver que se recupere.- dije, bajando la mirada de nuevo a la bola de pelo negro que estaba de a poco dejando de temblar contra mi pecho.

Estba siendo bastante idiota, mas idiota que de costumbre. Acabo de autoinvitarme a su casa? Come on, él solo quiere rescatar al bendito gato, no a mi… Al tipo no le tenia porque importar si yo volvía al motel solo a pasar navidad sin nadie, no tenia que importarle, por mas que en mi cabeza la sola idea de correr un riesgo asi de enorme solo para no estar a solas en Navidad pareciera perfecta. Agh. Iba a decirle que no, que no hacia falta, que podía llevar el gatito y solo le daría mi numero para que me llame y me cuente como seguía, pero el abrió la boca antes, y sonriendo dijo que no había problema. Que no me preocupe. Me hizo sonreír automáticamente. Wow, sinceramente si terminaba asesinado me lo merecía, esto era una estupidez.
Entonces me hizo una seña y empezó a caminar, solté un suspiro resignado y me levanté del banco, rodeando mas al gatito para cerrar mejor mi abrigo y cubrirlo bien del frio. Lo alcancé en seguida, y empecé a caminar a su lado en silencio. Era tan raro conocer a alguien… No se, diferente. O mas parecido a mi, mejor dicho. Todos aca eran superficiales y estaban bastante locos, y yo sentía que nunca iba a encajar… Maybe I was a bit wrong…
En seguida el se presentó como Alan. Alan Curtis Jansen Jr. Me hizo reír por decir todo su nombre, sonó tan formal que era gracioso en medio de la situación. Iba a presentarme yo también pero me interrumpió, diciendo que tal vez teníamos que buscar la caja para que tenga algo conocido y cómodo. Negué con la cabeza firmemente, y no detuve mi paso. -No… Había cinco. Él era el único vivo…- dije, bajando la mirada, tratando de explicar porque ir a buscar la caja era una horrible idea, no podía ni pensar en volver a ver esa escena. Que clase de monstruo abandona gatitos en medio del parque con el frio que hacía? Agh… Me daba tanta bronca… Aun mirando al gatito traté de cambiar de tema, para no terminar haciendo una escena patética. -I’m John. John Thomas Bellamy…- murmuré, presentándome con mi nombre complete igual que él. -Gracias, por cierto… Por ayudarnos. Digo, ayudarlo…- balbuceé como un tarado, volviendo a mirarlo un momento y después mirando al cielo. Ugh, estaba nevando mas fuerte.

Tuve que agradecerle, era muy consciente de que nadie mas lo hubiese hecho, si el no hubiese aparecido probablemente ahora estaría todavía sentado en el parque pensando que hacer, o tratando de meter al gatito a escondidas al motel, arriesgándome a que me echen del lugar y no tendría de nuevo donde vivir. Agh, tanto lio por una criaturita tan pequeña, pero valía la pena, no podía ni considerar no ayudarlo…
Él dijo que no agradezca, después de todo yo lo rescaté. Lo miré un poco de lado y sonreí, honestamente sorprendido. Él era el tipo de persona que nunca esperé encontrarme en New York, y lo había conocido de la manera mas casual del mundo. Era una lastima que probablemente no lo fuera a volver a ver después de esto. Me vendría bien un amigo…
El resto del camino transcurrió en silencio, solo interrumpido por nuestros pasos y los ruios de la calle y los maullidos del gatito que ya se sentía calentito, pero que igual debía estar muriendo de hambre, quien sabe cuando habría comido algo por ultima vez… Llegamos a una puerta grande que daba a un edificio alto, de tres pisos. Miré hacia arriba impresionado mientras él abría la puerta, pensando que tal vez era un edificio de apartamentos, pero no. Oh. Wow. Cuando entramos me di cuenta de que era una casa. Enorme. Debía vivir con un montón de gente… Tal vez toda su familia. Tal vez pareja. Tal vez hasta tenia hijos… Lo seguí adentro, mirando un poco alrededor, dándome cuenta de que no había muchas fotos ni cosas que indiquen que vivía con mucha gente. Tal vez era una familia mas chica, pero seguro de dinero. Lo seguí hasta una cocina inmensa y hermosa. Wow. Amaba cocinar, y esa cocina parecía un pequeño paraíso. Una enorme diferencia con la pequeña estufa que tenia en el motel. Observé todo mientras el dejaba sus bolsas y se ponía a calentar la leche. Dijo que pase y me sirva algo de comer, que no perdiéramos tiempo porque seguro Timo se moría de hambre. Timo? -Me gusta ese nombre…- susurré sonriendo, solo acercándome un poco mas a él, sin dejar de abrigar al gatito que ya no temblaba mas. O si? Lo acaricie un poco y me di cuenta de que eso no era temblequeo. Abrí mas los ojos, sorprendido, sonriendo. -Mira, mira…- dije, llamando a Alan, acercándome a él. -Está ronroneando…- dije mas bajito, abriendo solo un poco mi abrigo para que lo vea y lo toque si quería.

Era en serio un milagro que esté ronroneando, no pude ni evitarlo, tuve que acercarme a él y mostrarle, era una buena señal, era señal de que estaba alerta y que iba a poder comer y que iba a estar bien, no lo pensé, le avisé y él se acercó a mi, escuchando el ronroneo fuerte de Timo. Sonreí cuando el dijo que lo había salvado, mitad orgulloso, mitad algo avergonzado, no se, era lo mínimo que podía hacer, no? Era lo humano, lo que cualquiera debería haber hecho, no era un héroe por eso… Apreté un poco los labios y miré a Alana mientras se acercaba mas, acariciando despacio la cabecita de Timo después de dejar el plato con leche en la mesa. Fue un pequeño momento inesperado, no se, no planeé jamás terminar aca pero fue lindo, pensé terminar la noche solo en casa y estaba aca con el extraño menos extraño que había conocido en New York, salvando un gato… This was weird. And nice.
Tocó su nariz y se rió y me reí también, mirándolo. Dijo que seguro me agarraba mucho cariño, y apreté los labios un poco mas. No importaba cuanto cariño me agarre, no podía tenerlo. Me señaló la leche, y cuando me dispuse a acercarme a la mesa, me pidió perdón ,preguntando si no tenia que estar en otro lado por ser navidad. Y asi de fácil recordé lo solo que estaba y lo fácil que me fue olvidar eso por un instante. -No, vivo solo…- murmuré, mientras iba hasta la mesa, despacio abriendo mi abrigo para sacármelo, sin despegar a Timo de mi pecho. -…y donde vivo no permiten animales…- agregué, apoyando mi abrigo, abierto sobre la mesa, después con cuidado alejando a Timo de mi pecho para apoyarlo sobre el abrigo, acercándole la leche. -No puedo quedármelo…- me lamenté, acariciándolo despacito, viendo como se ponía de pie solito y se acercaba a la leche.

Era un horror pensar que no iba a poder quedármelo. Amo a los gatos, siempre lo hice, y haberlo salvado y no poder cuidarlo iba a ser horrible, en solo un rato me había encariñado un montón, y no sabia que iba a hacer. Probablemente el no iba a poder quedárselo, adoptar a un gato no es un chiste ni algo sencillo…
Le dije que no podía quedármelo, y el dijo que debía ser horrible vivir en un lugar con tantas restricciones. Oh, el no se daba una idea. Era el motel mas barato que había encontrado y ya era caro porque era costoso vivir en New York, y tenia mil restricciones, tenia un baño que compartía con otra gente, no tenía cocina, la vieja encargada era un demonio y siempre había ruido. Pero al menso estaba lejos de todo, como quería, no? Yo busqué esto… Solo asentí un poco con la cabeza y bajé de nuevo mi mirada a Timo, que estaba oliendo la leche y probándola.
Y de la nada Alan dijo que él podía quedárselo y yo podría venir a visitarlo. Levanté mi cabeza y lo miré, un poco sorprendido. O sea, pensé que solo quería tenerlo para asegurarse que esté bien y yo, no que podía adoptarlo. Explicó que el también vivía solo en una casa enorme, que sería bueno escuchar algo mas que sus propios pasos. Vivía solo? Oh… No se si era peor vivir solo en un motel como yo o vivir solo en una casa asi de inmensa, debía ser horrible. Abrí la boca y no pude ni responder, porque apoyó su cabeza en la mesada, mirando al gato, y pregunto que me parecía, que podía visitar cuando quisiera porque sería bueno tener mas visitas que el cartero, riéndose mientras se acomodaba los lentes, haciéndome reír a mi también. -Me encantaría…- dije, sonriéndole, apoyando mis codos sobre la mesa para mirar a Timo. -Me mudé hace solo tres meses, digamos que todavía no me está yendo muy bien en cuanto a amigos ni nada…- comenté, después mirándolo a él. -Acabamos de adoptar un hijo, creo que no nos va a quedar otra que llevarnos bien…- bromeé, esta vez riéndome yo.

No sabia ni que estaba diciendo, o sea, estaba algo nervioso y de una asumí que habría algún tipo de amistad, cosa que no sabia si iba a pasar o si el querría, tal vez solo quería permitirme que visite al gato y ya, traté de explicarlo diciendo que era porque habíamos adoptado un hijo juntos y por eso nos teníamos que llevar bien y creo que ahí la embarré peor, god, no sirvo ni para hablar con la gente sin decir alguna estupidez… Pero es que era raro encontrar a alguien como él, alquien que parecía ser el tipo de persona con quien me llevaba bien. No había muchos de esos en New York.
Al menos no se rió de mi. Al menos no me mandó a volar. Solo me dijo sonrió y asintió con la cabeza, sin mirarme. Oh, awkward. Igual que yo. Claramente íbamos a tener muchas conversaciones de mirar a otro lado y no saber que decir y no sabia si eso me parecía genial o si iba a ser un desastre… Cambio de tema radicalmente, preguntando porque había venido a New York, si había sido fama, dinero o trabajo. Me reí un poco porque eso estaba tan lejos de la realidad que era ridículo. -Oh, no, no, nada de eso…- dije, negando con la cabeza, mirándolo. -Solo… digamos que necesitaba distanciarme un poco de mi vida, y que mejor lugar para perderse y desaparecer del mundo que New York, no?- pregunté, encogiéndome de hombros.

No estaba muy seguro de querer ahondar en las razones por las que estaba acá. No se las había dicho ni siquiera a mis supuestos “amigos” del trabajo, y a él recién lo conocía y por mas que me daba la impresión de que éramos muy parecidos, no podía solo… tirarme a hablarle de algo tan horrible, no quería deprimirlo, y no teníamos la confianza…
Él solo dijo que la ciudad era un buen lugar para hacer eso y asentí un poco con la cabeza, apretando mis labios. Era un lugar perfecto para perderse, tal vez demasiado perfecto, tal vez me perdí un poco mas de lo que quería… Agh… Me distrajo de ese pensamiento Timo, acercándose de nuevo a mi, metiéndose entre mis codos que estaban apoyados en la mesa, pegándose de nuevo a mi pecho. Oh, hi, buddy… Le rasqué despacio la cabecita y Alan volvió a hablar, diciendo que no parecía mala persona, y que si mi motel quedaba muy lejos podía quedarme aca por hoy, después de todo era Navidad y por el bien de Timo debíamos llevarnos bien. Lo miré y levanté las cejas, sorprendido, sin saber que decir. Abrí la boca para contestar y no supe bien que decir porque la verdad era que me quería quedar, pero no quería incomodarlo… Como si supiera que estaba dudando, dijo que no sabia cocinar, que solo había ido a comprar pan y leche y alcohol, que no era ebrio pero que era un mal día. Y creo que eso solo hizo que tenga mas ganas de quedarme… God, que tan estúpido estaba siendo… Me reí y miré a un lado y por el ventanal enorme de la cocina se veía como nevaba afuera, fuerte. Oh… Bueno, gracias, clima, mas razones para aceptar… -No es demasiado lejos, pero… está nevando fuerte, no?- pregunté, volviendo a mirarlo. -Hagamos un trato… Vos me convidas un trago y yo cocino algo, te parece?- sugerí, levantando las cejas. -Me gusta mucho cocinar y tengo que confesar que me enamoré un poco de tu cocina… Así de paso hago algo para… para agradecer el favor… no? I mean, no quiero abusar de tu amabilidad…- medio que balbuceé, intentando explicar, no quería quedarme asi como asi, y la nieve era una excusa y la comida era otra y el trago era otra y solo… tenía sentido, no?

Ofreci un trato, era uno justo, no, pero tal vez era mi manera de encontrar excusas para quedarme porque por alguna razón realmente quería hacerlo. Era consciente de que tal vez el solo me invitó por compromiso, que tan mala persona estaba siendo si me aprovechaba de esa invitación? Tal vez solo quería que me vaya y no me lo decía para no quedar mal, pero no pude evitarlo… Me dio la idea de usar esa hermosa cocina, me dio la oportunidad de tomar un trago, de no pasar navidad solo, de poder cuidar un ratito más a Timo, como iba a decir que no? Como iba a resistirme a eso?
Levantando las cejas preguntó si estaba seguro y asentí con la cabeza, sonriéndole. Claro que estaba seguro. Entonces aceptó el trato, acomodándose los anteojos. Dijo que podía usarla todo lo que quisiera, que el no cocinaba y era un desperdicio que nadie la use. -Yeah…- murmuré, mirando un poco alrededor. Debía ser difícil tener tanto espacio para él solo… Entonces volvió a hablar, y dijo pidió que lo perdone si parecía raro o necesitado, que yo parecía una persona agradable y le gustaría ayudarme. Lo miré mas sorprendido que antes, como dije, llevaba tres meses en New York y no había encontrado a nadie como el. Nadie asi de amable o sencillo. Iba a contestar pero el interrumpió sacando una botella de whiskey de una bolsa, diciendo que seguro lo que me haya hecho irme de mi lugar de origen fue horrible, pero igual el y Timo agradecerían que haga un poco ms interesante la navidad. Oh… Me reí, nervioso, mirando un poco hacia abajo, hacia Timo, porque de repente me shockeo un poco que se haya dado cuenta de que me fui porque me habia pasado algo malo y no por cualquier otra razon… Tanto se me notaba? Agh. Preferí ignorar eso, no quería volver a las razones por las que vine… -Gracias… Creeme que ustedes me van a alegrar la navidad a mi…- dije, sonriéndole un poco de lado, y después me erguí un poco para agarrar a Timo entre mis brazos y me acerqué a él. -Podés cargarlo un ratito? Hay que mantenerlo caliente… Así mientras yo tengo un romance con tu cocina y me fijo que hay para cocinar…- expliqué, acercándome lo suficiente como para que tome al gatito en sus brazos.

Le pedí que sostenga al gatito mientras yo iba a la cocina a ver que podía preparar, realmente hacia mucho frio y si tenia suerte encontraría algo para cocinar un buen plato caliente para los dos, para entrar en calor y llenarnos la panza. Observé un poco mas de cerca a Alan mientras el decía que haría lo mejor que pudiese, con cuidado tomándolo entre sus brazos. Se veía triste, o algo… Apreté mis labios mientras lo observaba, tal vez teníamos mas cosas en común de lo que yo creía, tal vez el también tenia alguien por quien estar triste o algo, tal ve también había perdido alguien que amaba…
Me quedé mirando como Timo se acomodaba entre sus brazos, y él lo acariciaba con cariño, abrazándolo, diciéndole que era hermoso y divino, sonriendo de nuevo. Ta vez la realidad era que Timo iba a terminar alegrándonos a ambos… Entonces dijo que si quería podía revisar las alacenas que estarían llenas, sorprendiéndome un poco porque me atrapó observando la escena con una sonrisa en mi cara en vez de estar preocupándome en cocinar. -Oh, si… Eso haré…- dije, y me alejé de él, yendo a buscar comida. En silencio revisé las alacenas y encontré varias cosas que me daban ideas… Oh, fideos. Eso podía servir… Saqué un paquete, y encontré también una lata de tomates en conserva, condimentos, oh, esto era bueno. Dejé todo en la mesada y revisé la heladera también. Good, queso rallado, cebolla, ajo en el cajón de verduras… había todo lo que necesitaba para hacer unas buenas pastas. Dejé todo en la mesada y me puse a revisar los cajones y las puertas de debajo de la mesada, buscando ollas y sartenes… -So… Como terminaste viviendo en una casa tan grande?- pregunté, sin mirarlo, rindiéndome ante mi curiosidad.

Hice una pregunta que me daba curiosidad, mientras buscaba cosas para ver que se me ocurria para cocinar… Encontré en seguida todo para hacer unas pastas, sabia hacer una salsa sencilla de tomate que seguro tenía que gustarle.
Nunca me esperé su respuesta. Dijo que sus padres habían muerto en un accidente cuando el tnía 18 años. Juro que me paralicé porque solo escucharlo hablar de un accidente hizo que me dé un vuelco el estómago. Oh god… No lo miré, no pude mirarlo, solo… Traté de seguir ordenando cosas y buscando las ollas mientras el comentaba que le habían dejado la casa porque era hijo único.
God, eso debió haber sido horrible… Hablaba con tranquilidad, tal vez porque pasó hace tiempo, pero perder a alguien asi no es fácil, ya estuve ahí… Comentó que esta casa se usaba como hostel y ellos vivian en un departamento, que sus tios se quedaron con ese lugar asi que tuvo que venir a la casa y como trabajaba y estudiaba no pudo mantenerlo como hostel. Apreté un poco los labios, llenando la olla con agua de la canilla… -El lugar es perfecto para un hostel…- comenté, girándome un poco para mirarlo. -Tal vez podrías conseguir alguien que te ayude y volver a abrirlo, así estaría menos vacío, no?…- pregunté, encogiéndome un poco de hombros y poniendo la olla al fuego.